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¡Los Disimuladores estarían trabajando de encubierto en la provincia grandiosa de Mendoza!

Tenemos serias dudas de que los famosos Disimuladores están trabajando encubierto en la provincia. Los habríamos visto en algunos canales y radios locales. Tenemos informantes dispersos por toda la ciudad, pero nada concreto aún más que llamadas y chascarrillos para con nosotros. Es obvio que todos conocemos a estos «fabtastic four», pero para los que no sepan de quienes les estamos hablando, vamos a proceder a contarles la increíble historia de este equipo, la cual comienza así…

 

 

La ciudad de Mendorcha siempre fue un condado tranquilo y pacífico. Sus pueblerinos habitantes cobijados bajo un manto huraño y hermético vivían sus días pastosos y somnolientos. Lo dificultoso de iniciar la mañana habiéndose acostado tarde por la calor y el letargo de la siesta que extendíase hasta casi la hora de la cena, le daba al pueblo una dinámica y un vértigo parecido al de un cochecito de bebes en subida, o al mandibuleo de banana pisada de un octogenario, incluso al galopar enfermizo de un burro de carga.

 

Los días pasaban lentos como caracol de bronce. La vida en el pueblo era un constante y rutinario par de cosas para hacer sin abruptos, ni picos, ni excentricidades, ni locuras, ni nada. Uno escondíase en su hogar y salía semanas después y nada, pero absolutamente nada cambiaba.

 

Todo cambió cuando apareciose en el pueblo una pequeña banda de colombianos forajidos. Su líder era Alfonso Malonso, jefe del cartel colombiano “Los Cacatuas” Al no encontrar barreras ni nada de nada, interrumpieron la paz del pueblo con sus locuras y barullo. Armaron lindos kilombos, compraron extraños negocios y artefactos importados de dudosa procedencia, monopolizaron los servicios y gestaron una tiranía implacable.

 

 

Fue entonces cuando una banda mexicana enterose de los estragos que se estaban haciendo en el condado. Venían a reclamar “su porción de torta”. Exportaron a Don Pancho Vila, personaje carismático y despiadado, dueño de un swing y un poder de convicción digno de los políticos de antaño y una serie de gangster mexicanos dignos de una película de Tarantino. “Nadie es profeta en su pueblo” le habían enseñado a Pancho Vila los curitas de su ciudad. Expropiaron propiedades, hicieron negocios a diestra y siniestra con cuanta marioneta se topasen y en pocos años se hicieron intocables, dueños de casi todo Mendorcha.

 

 

Las dos bandas asolaban la ciudad, sin ley ni orden que los calmase. Incluso la puja por el poder absoluto los había llevado desde tiroteos armados en la urbe hasta a difamarse con mariconadas en los medios.

 

Los Mendorchinos estaban desprotegidos, no había Chapulín Colorado que pudiese defenderlos.

 

Un jueves de abril el alcaide Zonzo Jacket tuvo la primera y única visión en su vida, la cual gestó a la primera y única medida coherente que llevó a cabo su gobierno. Luego de escuchar un cd completo de su cantante favorito díjose iluminado “Ricky Martin tiene la posta”. Apagó el equipo de música sin siquiera dejar que terminara el hitazo “Fuego contra fuego” y le llamó al comisionado Charly Arandanos. “Arandanita… tenemos que contratar superhéroes extranjeros para que combatan al crimen internacional que aqueja la provincia, ¡combatir fuego con fuego!”, dijo por celular Zonzo. Charly se copó y en menos de dos meses habían formado un equipo de profesionales de elite, bajo el nombre discreto y efusivo de “Los Disimuladores”, en base al misticismo de su líder y el desconocimiento colectivo de la base de trabajo. El equipo esta formado por…

 

 

Si alguien tiene información para brindarnos les pagaremos en efectivo o especias, dependiendo la pinta y el sexo del informante.

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