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Mi primer llanto en público

Veníamos de perder tres partidos seguidos, desde ese 4 a 2 histórico en la cancha de argentinos y con conseguir 3 puntos más nos asegurábamos una temporada más en primera. No fue fácil y la ansiedad nos estaba matando, Tigre nos gano, Colon nos gano, Estudiantes nos gano, y faltando dos fechas para que terminara la temporada ya no quedaban muchas opciones. Nos quedaban dos partidos muy difíciles, el primero River en la fecha 18 y el segundo Rosario Central en el gigante de Arroyito.

Siempre fui optimista, pero me la veía muy difícil, River venia jugando bien, y Rosario era un rival muy duro ya que también estaba en problemas con el promedio e iba a salir a dar la vida en la cancha…

Llego el día, domingo 21 de junio del 2009, penúltima fecha del torneo clausura, Godoy Cruz – River en el Malvinas, a pesar de que el partido fue a las dos de la tarde y de que era el día del padre (cosa por la que mucha gente prefirió quedarse a comer un asado en su casa) el estadio estaba repleto como muy pocas veces lo vi, festejamos el día del padre en mi casa con toda la familia bien tempranito así podíamos ir a la cancha con mi viejo, terminamos el asado me cambie, me puse las zapatillas de la cabala, la estampita de la medalla milagrosa en la billetera y mi vieja camiseta de «Tomba Campeón 2005» que me acompañaba siempre a la cancha y empezamos a caminar rumbo al estadio. A los pocos minutos empezamos a sentir eso que solo se siente los domingos de fútbol, Mendoza teñida de azul y blanco, chicos, jóvenes, adultos y personas mayores, varones y mujeres, en esa caravana teñida de color y alegría en dirección al parque. Un tiempo después empezamos a sentir el olor característico, ese aroma a choripan, vino y marihuana que solo se siente en las cercanías de una cancha…

Entramos al estadio y nos ubicamos en la posición de la popular de siempre a admirar los últimos minutos del partido de la reserva, mi corazón no daba mas, la ansiedad ya no podía ser mas grande, todo mi cuerpo me pedía a gritos que el partido empezara ya, y que larga se hizo la espera, tal vez fueron solo diez minutos, pero parecieron tres horas.

El equipo fue recibido como muy pocas veces vi (hasta ese momento), tal vez fue la idea de ver al “expreso de Mendoza” por última vez en primera, tal vez fue porque adelante estaba una potencia del fútbol argentino como es River o quien sabe.

El arbitro pito la salida, Falcao y Fabiani eran los primeros en tocar la pelota, y la tribuna estallo, la popular sur era todo fiesta, «Porque soy de Godoy cruz y al Tomba lo quiero», gritaban con esas ganas, que parecía que dejaban el corazón en cada palabra…y a los pocos minutos vino el desahogo, esa jugada especial de Dutari, haciéndole un gran pase a Figueroa que regalándole una muy buena pelota al Memo Borghello se convirtió en un grito que se escudo en todo el parque…

¡¡¡GOOOOOOOOOOOOOOL!!!¡¡¡VAMOS TOMBA CARAJOO!!!, y la gente se empezaba a ilusionar, estar en ventaja desde muy temprano era bueno para el equipo, pero malo para el corazón, cardiológicamente hablando. Y que dura se hace la espera, porque una cosa es tener la alegría cuando faltan diez minutos para que termine el partido y otra muy distinta es tener la alegría cuando solo llevan diez minutos jugados, y hay que mantenerlo al resultado, sobre todo, cuando el equipo de enfrente sale a ganar, y te patea al arco noventa veces, que solo dios sabe porque ninguna entro…

Luego de 80 minutos de agonía, se escucho el silbato final, Bassi señalo el centro de la cancha, y el grito de mas de treinta mil personas en la cancha demostraba la felicidad que cada uno llevaba dentro…

Cuando vi a ese gran equipo todos abrasándose unos con otros, dirigiéndose a la gente que los había acompañado todo el ultimo año, el equipo dirigido por el gran Diego Cocca al que todos los bodegueros llevamos en el corazón, al Nelson Ibáñez, al Gabriel Valles, al Oso Sigali, al Pancho Dutari, al Lautaro Formica, al Gula Aguirre, al Negro Olmedo, al Chino Rojas, al Cristian Leiva, al Víctor Figueroa, al Memo Borghuelo y al queridísimo Rifle Caruso, saludando a todos, llenos de alegría, demostrando como dijeron al empezar la temporada que eran un Equipo de Primera, mi corazón no dio mas, yo no di mas, y las lagrimas empezaron a salir…

Trate de hacerme el macho alfa, de disimular las lagrimas y haciéndome el que me secaba las gotas de sudor secarme también los ojos, pero al mirar al rededor me di cuenta que no era el único, y al grito unísono de todo Mendoza: Gracias querido el Expreso, por todas las sensaciones / Y todas las emociones, que nos hiciste pasar. / Viejo y Glorioso el Expreso, de corazón sin igual, / Es tu barra seguidora, que te alienta hasta’l final. / Dale campeón, dale campeón, dale campeón, dale campeón, / Dale campeón, dale campeón, dale campeón, dale campeón. / Y dale Tomba, dale Tooo.  / Y dale Tomba, dale Tooo.

Por primera vez en mi vida, llore en público, y en lo más mínimo me dio vergüenza.

Escrito para la sección “Mendoza Escribe” por Martín García

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