Es martes, son las once de la mañana y vamos del laburo a una reunión.
Manejando por el parque vemos a un muchacho tatuado, sentado en el pasto -todo para él- escribiendo y sacando fotos, mientras toma mate. Siempre con esa sonrisa eterna, las rastas y su bicicleta verde agua ¡Qué manera de perder el tiempo! Mientras lo pasamos, pensamos en lo bien que le hubiera venido un buen cachetazo para “enderezarlo”.
***
Es difícil despertar día a día sintiendo que la vida se nos escurre como arena entre los dedos.
Mucho más difícil aun, cuando el sentimiento es acompañado de una constante frustración rutinaria producto de lo que nuestros antepasados moldearon como vida ideal: un laburo de ocho horas que nunca alcanza, sumado a un par de horas extras por día, para pagar la cuota del 0km que cambiamos hace dos años.
Todo esto, para hacerle ganar guita al tipo que nos contrata y que nos tiene medio en negro y sobre explotados. La ecuación no parece cerrar por ningún lado.
Menos aún, si a eso le agregamos que -dada nuestra cultura occidental- la lógica de la realización personal, también incluye en la “cajita feliz” un matrimonio, que en la mitad de los casos termina disolviéndose después de algunos tortuosos años.
Pero no todo es sufrimiento. Llegamos extenuados de nuestras jornadas laborales de empleados, cargados de frustraciones y reventados de calor. Arribamos a nuestro hogar. Esas paredes que con tanto sacrificio levantamos y que por los próximos 20 años estaremos pagando al banco.
Y ahí pareciera que todo cambia. Prendemos aires acondicionados cada vez más grandes, para sentarnos a ver televisores, comprados en cuotas, que curiosamente también cada vez son más grandes y nos damos cuenta que la cabeza no nos da ni para ver una serie de Netflix.
Entonces ponemos Tinelli o Intratables y nos quejamos frente al televisor. Cenamos como en un cine, sin hablarnos y mirando programas decadentes. Pero cuando nos preguntan por qué consumimos esos productos, nos escudamos en la siempre confiable frase: “Es que después de laburar tanto, necesito algo que no me haga pensar”.
Y listo. Con esa triste frase ya estamos salvados.
Sin darnos cuenta repetimos latiguillos que parecieran invitar a una especie de lobotomía en cuotas.
Pero llega el viernes, el día que justifica todo nuestro tormento semanal. Salida con amigos, cerveza y muchos etílicos. Siempre más de la cuenta. Es que así nos soltamos, olvidamos nuestras presiones, nuestros deberes y podemos disfrutar.
¿Será que tan poco nos gusta nuestra vida que necesitamos olvidarnos de ella?
Y el sábado con amigos, se planea una cenita en casa, llegan todos con sus parejas y nos dividimos automáticamente. Los hombres a tomar un vino afuera al lado de la parrilla, mientras las chicas preparan las ensaladas y chusmean entre ellas las últimas novedades.
Todo parece diversión hasta que tenemos que sentarnos a compartir la mesa. Ahí empieza una comedia de Almodovar en la que la dinámica es criticar a las parejas en público para divertir a los interlocutores. Demostrando con falsas modestias los progresos económicos de cada grupo familiar, para después criticarlos en el auto cuando termina la juntada.
¿Será que tan poco queremos a nuestras parejas?
Y el domingo en familia, contando los minutos para que se termine el almuerzo en lo de los suegros y salir volando a casa a instalarnos a ver fútbol, esa pasión que justifica todo.
Terminó el partido. Terminó el fin de semana. Comimos de más. Tomamos para divertirnos, o para olvidar. Prometemos que esta vez sí vamos a empezar el gimnasio. No aceptamos el paso del tiempo, todavía somos jóvenes, pero nos perdimos de hacer tantas cosas.
Mientras acomodamos el traje para el lunes, volvemos a pensar en el cachetazo que le hubiésemos dado al sobrino de 20 años que dejó abogacía para dedicarse a sacar fotitos. No piensan en su futuro.
Y del cachetazo que le tendrían que haber dado a la prima de 22, que nos armaba tragos en frascos reciclados y que nos hacía ensaladas orgánicas, porque no come carne. O convencida opositora del maltrato animal, anda rescatando y adoptando perritos de la calle. A nosotros nos gusta el trago en vaso largo y el asado jugoso, nada de verduras caras ¿Qué moda es esa de reciclar cosas viejas?
Y del cachetazo que le faltó al ahijado ese que ahora “se hizo gay” y encima es ecologista. De esos que piensan que pueden salvar el mundo y que creen en el cambio climático. Todos sabemos que esos son falacias, lo dijo Trump el otro día en el noticiero.
Y el cachetazo que le faltó a la hija de la vecina que tiene un blog de viajes, vende artesanías de los lugares que visita y que “encima de todo” es feminista, de esas de pañuelo verde, en bicicletita vieja a todas partes. Feminazis.
Arranca la semana. Nuevamente el calvario. Mientras pensamos en esos cachetazos correctivos que le tendrían que haber dado los padres a esos pavos millenials que sienten que merecen ser felices y vivir libres, nos compramos una moto nueva para enfrentar el viejazo.
Pero compramos una estilo retro para que parezca reciclada y la usamos para ir al trabajo. Para simular que todavía somos jóvenes, vamos acelerando y zigzagueando el mismo camino de todos los días aparentando cierta libertad.
***
Y otra vez es martes, llegamos al trabajo y vemos asombrados una bicicleta verde agua en la entrada de la oficina. Todos nos miran con pena y nos palmean el hombro al pasar. Confundidos, recibimos un telegrama de despido que nos ofrece pagar la mitad de la indemnización en cuotas, siempre en cuotas.
Todavía con la boca abierta del asombro, pasamos por nuestra antigua oficina, donde están presentando al nuevo director creativo, el que supuestamente le aportará una nueva visión a la empresa.
Miramos disimuladamente y con resentimiento para ver quién será nuestro reemplazo.
Mientas pensamos en las cuotas del auto, de la casa, de la moto, del TV, del aire y la obra social; un cachetazo fatal nos frena en seco. Dolor en brazo izquierdo, la visión comienza a nublarse y mientras caemos al suelo producto del infarto que estamos sufriendo, reconocemos claramente al reemplazante.
El muchacho tatuado de rastas con sonrisa eterna y bici verde agua.
Muy poética la nota, compañero de letras, pero grueso error conceptual. El arquetipo de laburante al que haces referencia, claramente no es un «creativo», donde si se posibilitaría la chance de que una persona más joven, dadas las circunstancias socio tecnológicas, sea más apta para ocupar tal cargo. Ahí si te creería que un pendejo fumón, carente de responsabilidades, pueda reemplazarte.
Ahora, si tu laburo acarrea responsabilidades reales, no tanto como «armar la campaña de marketing digital», sino defender la libertad de una persona, calcular el hierro de un hospital, determinar la composición de una mezcla asfáltica, abrirle el pecho a una persona para permitir que su corazón siga funcionando, definir los químicos que salvarán un cultivo, y un largo etcétera de profesiones concretas, exactas, «duras», te aseguro que no buscan ni en pedo al re pelotudo ese al que haces referencia.
Por eso sos viejo Bomur, desprestigias los nuevos formatos de trabajo. Te quiero ver dentro de 20 años cuando exista Uber Doc. EEEEEEEE
No rata, no los desprestigio para nada. Pero hay laburos que no se pueden «flashar». O sea, los cálculos para una obra, la operación de un órgano, o el desarrollo de una secuencia lógica de programación, no son cosas que se puedan hacer mientras cazas mariposas y fumas porro.
Claro que hay un montón de laburos que requieren precisión en sus resultados. Pero eso nada tiene que ver con este relato, ni con su reflexión…
Bueno, eso que dijo Bomur amerita una respuesta más decente, chicos. Ustedes pueden.
Ay, Jaker: tus sueños pálidos de corbata…
jajajajajaja que grande Zippo, el único viejo Millenial
Mí objetivo en esta vida es ser transversal a todas las generaciones y abarcarlas a todas. Como el personaje ALL de Zoolander 2. ( Ah, no, Pará, elegí un ejemplo muy malo, cómo se borra esto?)
Claro que si campeón, no hay nadie más TRANS que vos!
No veo el error querido amigo y colega ¿No puede acaso un director creativo trabajar 8 horas y tener familia? En cuanto a las demás profesiones descriptas en el descargo como profesiones «duras», simplemente las mismas no forman parte de este relato, pero bien podrían sufrir los mismos destinos de nuestro desafortunado antihéroe.
La vida no es una lista de supermercado y a los que les han vendido eso es a las generaciones anteriores. En tu relato claramente el protagonista siente resentimiento hacia lo nuevo, su vida es una frustración constante. Y no se anima a más, pensando que tiene toda su vida armada y que así está bien y no se permite soñar. Si, muchos millenials somos soñadores, pero acaso no se puede ser profesional “duro” y seguirlo siendo? El cachetazo correcto debería ir hacia el que vive su vida en una rutina que parece sacada de la película “el día de la marmota”.
Hola Betsy gracias por comentar. Justamente la intención de la nota es que quien recibe el cachetazo final y más grande es el personaje que vive enfrascado en su propia percepción de la realidad al estilo «Día de la marmota».
Me encantó la nota jaker! Lo que tienen las generaciones anteriores es que son unos orgullosos, que creen saberselas todas, siempre será así.
Gracias amigo colega y crack de la laif. A mi también me gustó mucho la tuya. Haters gonna hate brodi.
La cachetada se la tenes que dar a los milleniars, asi estamos se casan joven se separan, estudiaba algo largan a a los meses, el hippie con rasta que saca fotos le da de comer al dueño de la fabrica de maquinas de foto, que a su vez tiene a los empleados mitad en negro mitad en blaco sobre explotados …oseaaaa hippies con osde pero siempre pensando en verde y pedaleando para no contaminar, el cacheton que le meteria para que se aviven y si algun dia me cambian por uno de esos, no dejo ni que me de un infarto me cago a palos solo
Cuanta violencia Horacio, por nada del mundo me gustaria ser hijo tuyo hermano. Por suerte los comentarios como el tuyo de arreglar todo a cachetazos se estan quedando en el olvido y hoy por hoy quedan expuestos como unos especímenes de las cavernas. Te digo algo, tarde o temprano un millenial te va a primerear, asique andá usando tu receta para remediarte solito.
Querido Horacio, la idea de esta nota no es atacar a nadie como generalmente hago en mis notas. Se trata de una invitación a la reflexión respecto de como percibimos los cambios sociales. La hice con mucho cariño para la gente que a veces se siente encarcelada entre las ruinas de una sociedad prefabricada a la medida de los conceptos pétreos de ideales de antaño y que teme involucionar si sede ante los cambios. Espero que algo puedas llevarte.
Uff yo me quedo esta respuesta! Genio grande de la laif!
Querido Celso, venía leyendo con gusto la historia hasta que planteaste el reemplazo por alguien más joven, tatuado y con rastas. Hubiera bancado que el bombazo por el estrés provocara un cambio de mentalidad en el protagonista, para comprender desde otro ángulo a los millennials a quienes, según su óptica, habría que haberles dado un cachetazo.
Estimada Lobesia, no podía menos que darle un final pintoresco, con giros estrafalarios al relato, aun a riesgo de invadir la credibilidad del mismo. Porque cuando el corazón tira para el lado de los trazos, el cerebro sede sus armas de lucha y deja que la pasión dibuje.
Dibuje Celso dibuje!
Exquisito CJ. Como siempre. Tu relato es una realidad tan viva que podés leerlo pero mejor es sentirlo. Que cada uno tenga su reflexión subjetiva.
Lo que has hecho es mucho mejor que pretender una «respuesta» a si está bien o mal. Como quien mira una pintura y según sus conocimientos o experiencias le parece que está mirando un deleite artístico o una pelotudez.
El deleite es todo nuestro de tenerte nuevamente entre los comentarios querido Fernet! Qué jugador de toda la cancha. Espero que las letras nos sigan conectando y acercando cada vez más. Porque si las estrofas siguen levantando muros entre la gente en vez de tender puentes, estamos condenados a enfrascarnos todos en nuestras pequeñas y aisladas chozitas de comfort.
Linda parodia del día a día de los «jóvenes entre los 30 y los 45» de hoy. Banco la nota por el contenido filosófico… Al que le quepa que se lo ponga! Abrazos crack!
Así es Robert! Esa es la actitud. ABZ
Cada generación tiene sus pro y sus contras. Y cada una tiene algo que enseñar, tanto a su antecesora como a la que le sigue. Los millenials tienen mucho que enseñarnos. Han visto a sus padres trabajar duramente para obtener bienes materiales, pero no los han visto disfrutar de la vida. Y no quieren repetir lo mismo. Ellos nos enseñan a no darle valor a lo material, a ser desapegados, a no tenerle miedo al cambio, a disfrutar de la vida, y perseguir los sueños. Nos enseñan que hay que trabajar menos y vivir más. Y eso realmente está buenísimo. Pero tienen tan arraigada esa idea, que se enfocan sólo en vivir y no en «trabajar menos». Se van al otro extremo, y ese es el daño que se hacen. Están tan enfocados en los «sueños» que pierden la noción de la realidad. Bomur, en su nota, ha tenido una muy buena intención, ha querido bajarlos a la realidad, cosa que no les vendría nada mal descender un poco de su nebulosa de sueños, y apoyar al menos un pie en la tierra. Porque la pregunta que nos hacemos muchos es ¿cómo hacen para solventar los sueños sin un mínimo de trabajo, sin depender de nadie y lograr vivir dignamente? La crítica (a mí parecer constructiva) que se les hace es justamente esa, que, inclinándose hacia los sueños, son incapaces de lograr el equilibrio entre éstos y la realidad, de ahí que su característica generacional sea la frustración. Cada vez que la realidad los baja de la estratosfera, se frustran. Creo que los millenials que han logrado el equilibrio entre «trabajo (o estudio) y vivir», son los que han reflexionado a tiempo y se han superado a ellos mismos, y son los que nos enseñan a cómo encarar y darle sentido a la vida.
Querida Lore, muy buen comentario. Este relato no es un descargo millenial a la nota de otro escritor, ni un ataque generacional. Simplemente es un relato que invita a pensar en cómo vemos los cambios que se avecinan.
Siempre, pero siempre, una invitación a pensar debería ser aceptada.
Me encanto la perspectiva Lore, la nota de Bomur deberías haberla escrito vos.
Estaba por copiar y pegar el comentario en tu nota. Bomur tiene su estilo y lo hace muy bien. Eligió el crudo, el cachetazo, para darles un baño de realidad. Es un tema muy interesante. Los felicito a los tres por invitarnos a pensar.
Amigo querido, me quedé helado con tu despido.
Te escribo, no como compañero sino, como amigo. Pablo es un cabrón pero la verdad es que estaba cansado de vos…
Vos sabés bien que las últimas dos auditorías te mataron. La merma en productividad de tu área era enorme.
Todos sabemos en la empresa que llevás dos años como el orto con Silvina… de los tres años casados, dos han sido un calvario. Todos saben de tus deudas hipotecarias y prendarias y cuánto pagás de expensas en el barrio. Es más, el otro día Mariana mandó por error tu resumen de Visa en una cadena de correos en la que estábamos todos copiados, y nadie podía creer lo que te llega por mes!
El tema que es que Pablo se da cuenta… y no puede permitirse que estas situaciones te afecten al punto de complicar la empresa. Amigo, es evidente que toda la energía y el ímpetu que los motivó a contratarte, ya no están. Vos mismo decís que tus cualidades creativas se han diluido y que estás viviendo un permanente malestar y sentido de frustración al entrar en la oficina. Acordate de cuántas veces te has trenzado en el último tiempo en discusiones por futbol y casi hasta las trompadas, con el de seguridad y el boludo de la limpieza.
Tres veces te dijo Pablo que tus últimas propuestas parecían tomadas de Bailando o Intratables….. y vos mismo me dijiste que te chupaba un huevo.
Ni que hablar de los rumores de que andás en pedo por los boliches, de los quilombos que tuviste este año con 4 o 5 promotoras, de la denuncia de mobbing que te clavó Eros, de las permanentes discusiones sobre el aborto con Silvana y de tus viajes a Buenos Aires, finde por medio, para ver a River y que te obligan a tomarte los lunes.
Amigo, si te puedo recomendar algo, ahora que te van a seguir pagando un sueldito por varios meses con esa indemnización en cuotas, aprovechá el tiempo!!!
Andate al parque con la bici, el mate, la cámara… que se yo.
Reencontrate o inventate que vas a salir con todo!
Tu amigo NN.
Faaaaaaa ese comentario debiera ser parte integrante de la nota! Es impecable. Me encanta cuando el relato trasciende y llega a crear nuevos escenarios. Esperemos que el protagonista pueda sobrevivir al infarto para leerla. Abrazo grande misterioso amigo!
Natalia, excelente comentario!!! jajaa brillante!
En los 90’s la gente también hablaba MUY mal de la Generación X, decían que eran vagos, cínicos y nihilistas, que estaban perdidos y no sabían que hacer de sus vidas … La juventud de ese momento era lo peor ..
Que habían perdido los valores .. y muchas cosas más …
En los 60’s / 70’s decían que la juventud de ese momento (los Baby Boomers) eran lo PEOR, los hijos de la post guerra, con sus movimientos civiles, beatniks, hippies, punks, feminismo, movimiento gay, revoluciones sociales, contracultura ..
Aunque fue más en USA y Europa, acá tardó en llegar todo, por eso la gente cree que todos estos cambios sociales son cosas nuevas, cuando en realidad llevan décadas en el primer mundo ..
Y de los 80’s ni hablemos … una década llena de superficialidad, capitalismo extremo y yuppies ..
Ahora todos hablan mal de los Millennials … Pero su tiempo está terminando también, y ya está llegando la incipiente Generación Z.
Que va a pasar ?
Bueno, lo mismo de siempre:
1) Generación de jóvenes del momento es mal vista.
2) Esa Generación deja de ser la generación de jóvenes del momento.
3) Esa Generación pasa a hablar mal de la nueva generación de jóvenes del momento.
Y así eternamente …
Exactamente Gonzalo ni más ni menos. El histórico idilio de pensar que todo tiempo pasado fue mejor y la necedad frente a los cambios mezclada con el miedo de fallar en esa adaptación, suponiendo que el único camino es el ya conocido
No grasia a vo’
jajajajajajajajajajajaja capo Viejo! Se te extraña por estos lados!
Difícilmente pase lo que decís… no existe el creativo exitoso sin aunque sea un poco de formación académica! Si no te gusta tu vida… cambia lo que no te gusta y listo… y enfócate en tu vida sin andar mirando a quien le tenes que dar o dejar de dar correctivos… afuera es una jungla y cada uno vive como quiere… o como puede! Ahora… el pañuelo verde no es aceptable bajo ningun aspecto según mi visión!!!
Como siempre, una gran nota, querido! Como cuento es genial, pero como concepto es pobre. La vida del tipo que vive en cuotas y disgustado con su vida no me parece un referente de una generación, sino de un tipo que vive eso. Y que te reemplace un tipo con rastas y tatuado que llega en bici y que alguna vez vi en la plaza tomando sol es perfectamente posible. Lo que no dice la nota es qué hizo el de las rastas para llegar a ese puesto, con quién habló, qué referencias tenía, cuánta capacidad, estudios, trayectoria, experiencia… Yo, que estoy lejos de ser un millennial, trato cada día de tomarme más tiempos para mí durante el día, leyendo, caminando por las sierras o viendo a amigos. Lo considero algo sabio. Saliendo de ese punto, la nota me pareció genial. La devoré.