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Mujeres: ¿Por qué tenemos que ser princesas?

En el marco del importante revuelo que hay con el tema de la igualdad de género y todo lo que ello conlleva se me ocurrió hacer un análisis de lo que de chicas se nos impuso a través de la televisión y la sociedad de consumo.

Entre los que considero mayores responsables se encuentra el ya fallecido Walt Disney y toda su corporación de imbéciles. Durante años y aún en la actualidad su mercancía importada desde el país del norte fue consumida por nosotras, toda esa basura nos entumecía el cerebro haciéndonos creer que había un ideal de mujer y que era el de “princesa”. ¿Qué es ser princesa? Ser princesa es ser básicamente una boluda, ser princesa es depender de un hombre para cruzar un río, una calle, para que te rescate, para que te haga feliz… Tu único deber como princesa es estar linda, tener un cutis y un pelo radiante. Nada de trabajos forzosos, a eso se dedica la servidumbre o el mariconazo del príncipe. Claros ejemplos de semejante disparate son:

BLANCANIEVES: Joven, ingenua, buena, servicial y linda. Tan linda que era odiada por eso, muere por un hechizo y el único capaz de volverla a la vida, por supuesto era el machote. Si leemos entre líneas podríamos deducir que la belleza mata, de lo contrario nunca hubiera muerto.

CENICIENTA: Joven, trabajadora, sumisa, buena y linda. A ésta boluda las hermanastras la basureaban todo el día pero claro, ella no tenía la capacidad de irse a la mierda… Tenía que aparecer un príncipe que la besara y se la llevara al castillo.

POCAHONTAS: una morena divina, sensual, fibrosa y torneada, de buena familia, conservadora y pulcra, que se enamora de un rubio musculoso, enorme, exitoso y aventurero. Termina siendo un ama de casa.

Y el peor de los casos… en los años 50 a una importante empresa de juguetes (Yankees, por supuesto) se le ocurre sacar a la venta la muñeca que estigmatizaría a todas las niñas del planeta: la famosa y mundialmente reconocida “Barbie”.  Ese pichón de Satán hecho de plástico que marcaría una tendencia en cuanto a la moda, estilo de vida y concepto de belleza. Alta, rubia, ojos claros linda pilcha y por supuesto un novio que la hiciera feliz: el fibroso Ken.

Por último la sociedad, esa señora de la que todos hablan y a la que todos respetan pero nadie conoce, no la conocen porque no da la cara y si no da la cara por algo será. La sociedad es quién se encarga de decirte a través de ciertas normas (invisibles, construidas socialmente) qué puede una mujer hacer y qué no, el límite pareciera ser el de la femineidad, podes hacer cualquier cosa mientras no dejes de ser una señorita. Las señoritas y las princesas no putean, tampoco gritan, tampoco luchan por lo que piensan o lo que desean, se dedican a ser simples portadoras de una belleza que requiere de finos cuidados.

Romper con estereotipos inculcados durante generaciones fomentados por las sociedades postmodernas no es tarea fácil. Recordar la fortaleza de la mujer es tarea de todas… Mujer bonita es la que lucha, mujer bonita es la que se ama, se respeta y se valora… Es quien cae y se levanta una y mil veces, es quien se banca dolores menstruales y depilaciones. Mujer es la que tiene el valor de soportar el hermoso dolor de dar vida. Mujer no es la princesa estúpida y sensual, que añora una vida de abnegación y sacrificio hogareño, sino aquella que vive, sueña, lucha, pelea, labura, cree, vive, confía y se esmera en lograr su cometido.

Mujeres… nos han engañado durante toda la historia de la humanidad, alguna vez tenemos que hacer el “click” y endiosar a las verdaderas princesas de la vida.

Escrito por Juli para la sección:

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