/OVNIS, fantasmas y otras cosas de mandinga.

OVNIS, fantasmas y otras cosas de mandinga.

Muchas veces me preguntan, en las tertulias que organiza el embajador de Burkina-Faso, si creo en los platos voladores,
la luz mala, los aparecidos y el mal de ojo. Parece ser que mi condición de científico hace que mi opinión sea más importante que la del resto de los mortales. La verdad es que la pregunta está mal formulada. A nadie debiera importarle lo que cree un científico. Lo interesante es lo que puede probar. Mucha gente no entiende esta diferencia.

Una persona puede creer lo que quiera. La fe no se discute.Ya sé que hay guerras, genocidios y otras atrocidades que
se basan en diferencias religiosas. Pero lo cierto es que ninguno puede refutarme a mi ni a nadie una creencia. Yo podría decir que creo en Dios o que soy ateo. Lo que no puedo decir es que tengo pruebas concretas de que Dios existe o no. Ya veo a las hordas de religiosos echándoseme a la yugular. No me interesa. Nadie tiene pruebas de la existencia (o no) de un ser superior. Mientras cada argumento que presenten se pueda explicar de otra manera, las pruebas no son irrefutables.

Esto que acabo de explicar en cinco renglones, es en realidad mucho más complejo. Es la base de la epistemología, que entre otras cosas trata de caracterizar el método científico. En muy pocas palabras, el método científico evita que las creencias y pre conceptos de un científico alteren los resultados de una investigación. Fija normas a seguir, muy estrictas, para que los resultados sean objetivos. No todos los científicos saben aplicar el método, pero eso ya no es un problema nuestro sino de las universidades que les dieron el título.

Como explicar el método científico en 4 renglones:

– Existe un hecho cualquiera que quiero entender y explicar

– Formulo una explicación posible (teoría)

– Hago un experimento u observación para ver si la teoría se cumple

– Si no se cumple, trato de modificar la teoría para adaptarla al resultado o
la descarto si no es posible hacerlo.

Estos pasos se cumplen siempre, con mayor o menor complejidad.

¿Si creo que hay vida en otros planetas? Estoy seguro, sería casi ridículo que en las incontables galaxias con enorme cantidad de estrellas no hubiera otro planeta donde se haya desarrollado la vida. ¿Podemos probarlo? No podemos. Desde el punto de vista estrictamente científico, estamos solos en el Universo. Esos otros seres que poblarían el cosmos, ¿nos visitan frecuentemente? No tenemos pruebas. Es más, viajar desde otro planeta hasta la Tierra implica no sólo una tecnología que no conocemos, sino una física que para nosotros no existe.

Así podría enumerar aquellas cosas e las que creo o no. Como les dije, no es lo importante. Déjenme dar vuelta un poco el argumento y atacar un rato a los científicos…ejem. Si yo le pregunto a cualquier científico si cree en la ley de  gravedad, me respondería que a la Naturaleza le importa poco lo qe él crea y que cada vez que se resbaló dicha ley hizo que le quedara el culo morado. Si, en lugar de eso, le preguntara si cree en los fantasmas me diría que son inventos de gente tonta o que quiere vivir a costillas dela ingenuidad ajena. ¿Ven la diferencia? muy pocos científicos se toman el trabajo de investigar lo que se llaman «fenómenos paranormales».  Es decir, de buscar pruebas de que existen o no. Esto va directamente en contra del método científico. Hay muchos chantas por ahí que llaman ciencia a la parapsicología. Creanmé, no es una ciencia. Los parapsicólogos no tienen idea de lo que es el método científico. Basan sus afirmaciones en relatos de testigos, no en hechos concretos. No realizan experimentos controlados. Y, por supuesto, viven diciendo que los científicos conspiran para ocultar la verdad.

Hay estudios realizados sobre estos fenómenos, casi siempre asociados con posibles aplicaciones militares. Pero la verdad es que casi ningún científico se anima a meterse con estos temas, por temor a desprestigiarse. Hay muchas cosas que no tienen explicación, pensarán ustedes. Estoy de acuerdo. Pero tengan presente que entenderlas y explicarlas nunca es una cuestión de fe. Siempre se trata de analizar las posibles explicaciones, buscar pruebas concretas y pensar en forma objetiva.

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