/El pariente pobre o el amigo de segunda (le pasó a un amigo)

El pariente pobre o el amigo de segunda (le pasó a un amigo)

En toda familia medianamente grande existen los “parientes pobres”. Y no necesariamente se refiere a una mala situación económica. Se refiere a los llamadas impresentables. Cómo esa familia de Los Simuladores, la del tipo gordo que doma un puma. Ese cuyo hijo hacía gala de un pertinaz onanismo: “cinco pa**jas al día”.

A veces la diferencia es más sutil, pero la cuestión es que son invitados cuando no queda otra. Uno de niño los termina conociendo en casamientos o velorios, porque en la salida a la montaña, las idas al cine, o cualquier otro viaje o juntada especial son ignorados.

A veces puede ser una persona nada más, y también se estira al ámbito de los amigos del barrio, o en el colegio. Llega un lunes a la escuela y se entera que esos con los que charlas en el recreo han partido a los cerros en carpa con las chicas del otro curso y la pasaron bomba (le pasó a un amigo).

He ensayado una explicación para esto, y es que todos nos comportamos como manada. O tribu. Hay líderes o Alfas, al cual todos siguen, en especial las chicas y el resto de los mortales nos escalonamos en una larga serie de categorías hasta llegar al omega. Y no es un sorteo, nos acomodamos solitos, porque lo que traemos de la casa es lo que tenemos para intercambiar y así nos categorizamos.

Cuando entramos en un grupo estamos en la alternativa de encajar en el enjambre o convertirnos en parias. Porque si no estás en lo alto de la escalera, y decís algo en contra de lo que todos dicen, te pueden expulsar del rebaño. Y nos vamos quedando en la penumbra.

Y es el cono de sombra de los que no se ven que desarrollamos actividades raras. En la época que yo fui a la secundaria éramos los roqueros. También allí están los artistas, los escritores, ciertos deportes y los de ideas políticas alternativas. Tengan en cuenta que yo fui adolescente en los ’70 y todo estaba muy estandarizado. Y escuchar Rock como Gieco o Piero y ser zurdo no sólo era mal visto, era peligroso.

Éramos pocos…

La llegada de Internet fue la respuesta a los inadaptados que querían sentirse adaptados. Porque a medida que el acceso se hizo masivo, fuimos descubriendo otros con nuestros mismos gustos. Nuestra rareza se normalizó. Si nos gustaba el trash metal, el pelo violeta o rosado y las medias a cuadrillé, en algún lugar había otro y con el tiempo hasta formarían una comunidad. Podrías descubrir que en CachasQuistán existía una banda de Trash llamados Los Cuadrillé.

Y eso en realidad no es necesariamente bueno, puesto que hasta ciertas perversiones tienen sus sitios en la red. Hay demasiadas historias al respecto en YouTube. En la superficie de la red, nomás.

Pero el foco de esta nota está en algo que está ocurriendo en la Gran Red Social. Facebook. Cuando se entra allí por primera vez, se empieza a rastrear conocidos. Los de ahora y los de antes. Durante meses chequea su memoria y le da al buscador en forma incansable. Se reencuentra con los chicos de la secundaria, la primaria, el equipo de fútbol, etc. Ni hablar de los parientes, hasta los más lejanos. Y nuestro cerebro desempolva comportamientos truncados de tratar de encajar en la estructura abandonada cuando dejamos aquellos grupos.

Si fuiste de segunda en aquellos grupos es muy probable que lo seas en Facebook. Y obvio, si se arman juntadas allí también. No hay forma de escaparle. Lo siento si albergas esperanzas.

Tienes una sobrina que probó de todo en su vida, drogas inclusive. Con piercing y tatuajes antes de la mayoría de edad. Postea dibujos oscuros, metaleros hasta Gores. Ni hablar de su sexualidad, que sin ser prejuicioso en el tema, oficialmente en tu familia está mal visto romper el molde. Cómo esa chiquilla es ahijada de un miembro prominente de la manada, sus fotos más Gore tienen likes de las tías, el primo, los padres y varios amigos respectivos.

Ahora, otra chica, inadaptada a la estructura pero hija de los “parientes pobres” pone de perfil una foto besándose con el novio, con el cual lleva un año de relación estable y en los chat, las llamadas y las charlas es una discípula de Belzebú.

Los miembros altos de la tribu feisbuquera posteas traseros pedorreándose, y hasta si hay un pastor o sacerdote hace comentarios pero nadie se escandaliza. Ahora, si un miembro de Beta para abajo sube una nalga los tildan de asqueroso cochino y no faltan quienes los eliminen y/o bloqueen.

Los tiempos actuales de la Argentina abundan en situaciones similares. Tengo contactos opositores entre si. Pero alfas en los tiempo del secundario. Uno empresario y el otro sociólogo. Compartes posteos respectivos y no pasa de eso. Seguro en alguna juntada harán chistes y todo. Pero otro, un beta hizo una reflexión contraria al que ahora es el color dominante, el amarillo, y fue tratado hasta de poco inteligente. Y ninguneado en su formación académica.

Se pensará que esto es medio paranoico, pero el miedo a ser expulsado del rebaño es usado por los grupos de poder para intimidar a gente que piense críticamente en las redes sociales. El Pro en tenía un Call Center propio donde manejaba opiniones, y todos recuerdan el caso de los Twitteros K en un regimiento.

¿Qué hacer?

Nada. No hay nada que hacer, si tu intensión es buscar que aquella relación con tus compañeros pueda ser distinta. Lo mejor es buscar los semejantes, los que sí son de nuestra tribu o hermandad y no repetir el modelo abusador/abusado. Porque en muchos aspectos se trata de eso. Si te tocó ser “pariente pobre” o “de segunda” no pretendas convertirte en Alfa, ni buscar la aprobación de los que fueron en los tiempos de colegio. Los comportamientos tienden a repetirse. He visto un caso de una víctima de Bullying en el colegio festejar y aplaudir las políticas del victimario ahora devenido en funcionario sólo porque comulga con sus ideas. A la vez de rechazar, difamar y bloquear a otro alfa, pero opositor sólo por siquiera le hizo un chiste pesado a través de un perfil falso en un posteo político. Eso, muchachos, es síndrome de Estocolmo.

De seguro tienes gustos y/o actividades particulares. Eres escritor, corres, cantas o tienes inquietudes sociales. Buenos, aprovecha la Internet para buscarlos, y averigua si se juntan fuera de la red y en donde. Es el mejor consejo que te puedo dar, porque he visto que en la mayoría de los casos les da resultado. Pero ojo, recuerda que pese a todo, somos animales gregarios y en grupos tendemos a formar estructuras. Y, repito, los comportamientos tienden a repetirse. Salvando esa conducta, es lo mejor que puedes hacer.

Y sobre todo, busca que esos conocidos parecidos en tus actividades trasciendan la Gran Red, porque Facebook no es Internet, y menos que menos la vida.

Saludos.