/Pequeño manifiesto sobre el agua

Pequeño manifiesto sobre el agua

El agua es la fuerza motriz de toda la Naturaleza.
Leonardo Da Vinci

Primero, antes que nada y sobre todo, el agua no se negocia, esto es irreductible e irresoluto.

El agua somos nosotros, caminando juntos; es tu mano, es la mía, la de aquél. El agua son todas las manos juntas bregando por el mismo fin, mancomunadas.

El agua no es un mar polvoriento, no es dos tibias cruzadas y una calavera; ella es lo que hace sonreír al mundo.

La alquimia de este mundo proviene del agua.

El agua posee una memoria prodigiosa y se acuerda de los que le hacen daño.

El agua está hecha de colores y de sonidos armoniosos.

Tiene vida propia, las personas pueden sobrevivir sin amor, pero no lo pueden hacer sin agua.

El agua forja caminos.

El agua nunca desaparece, vuelve en forma de lluvia.

El agua reconforta a las raíces de las plantas, a los pies desnudos de los hombres, a las nubes solitarias y a las flores mustias.

El agua siempre es la misma, pero se puede presentar como gotas que hacen cosquillas o como tsunamis iracundos y vengativos.

El ser humano es 60 por ciento agua, su cerebro está hecho de un 70 por ciento de agua, la sangre, un 80 por ciento y los pulmones se componen en un 90 por ciento de agua. Que los de arriba no sean necios, somos más agua que humanos.

Si se repite la palabra agua 7722 veces se nos concederá un deseo, único e irrepetible, se nos dará la realidad de la pureza.

El agua es una epifanía que nos revela que la muerte no existe.

El Rey Midas todo lo que tocaba lo convertía en oro, éste mineral no se bebe, no sacia la sed, raspa la garganta al ser ingerido. El Rey Midas lloró por agua.

El agua es música en estado líquido.

Es clepsidra que sonríe y muestra todos sus dientes hermosos.

El poema “Agua nocturna” de Octavio Paz dice que la noche está en tus ojos de agua secreta; ojos de agua de sombra, ojos de agua de pozo, ojos de agua de sueño... Y no hay nada tan bello como éso, al punto tal que se me eriza la piel de la pura emoción.

El agua es luz que moja.

No son mariposas las que vuelan en el estómago de los enamorados, es agua que se arremolina formando el espiral perfecto del Amor.

Ella se desliza hasta el cielo y le enfría las patas al sol.

El agua en el agua se renueva.

Una clase de cianuro fue utilizado durante el Holocausto, se le llamaba Zyklon B; el agua fue usada para lavar heridas durante toda la historia de la Humanidad.

Porque somos el agua y el amor, no el metal ríspido ni el dólar carnívoro.

El agua no se negocia, ni un paso atrás.

Un viejo estanque;
Se zambulle una rana,
ruido de agua.

Matsuo Bashô

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