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Peripecias de publicar tu propio libro

Aquellas finas agujas del reloj de pulsera marrón colocado en la muñeca izquierda del muchacho, marcaban las 4:23 de la mañana. Más de 4 horas llevaba haciendo algo que le apasionaba… escribir. Entre contento y cansado el joven caminó solo unos pasos para acostarse en la misma cama que lo cobijaba y lo recibía sin reproches todas las noches. Ya acostado, el muchacho siguió pensando y construyendo escenas que le falto escribir o que debía mejorar, pero solo unos minutos después el sueño lo venció y quedó dormido. La molesta e inoportuna alarma del celular-despertador irrumpió las escasas horas de descanso y a las 7:10 ya estaba nuevamente arriba, presto para comenzar un nuevo día. Ya con la obra lista entre sus manos, el joven envío su preciado manuscrito a distintos concursos y editoriales para poder concretar sus sueños. Los días se hacían semanas y las semanas se trasformaban lentamente en meses y la respuesta no llegaba. Hasta que un día, casi sorpresivamente, un nuevo y extraño mail irrumpió en su bandeja de entrada. Nervioso casi tembloroso el muchacho abrió el mail y en su interior las siguientes punzantes palabras pincharon y desinflaron todo tipo de sueños: “Muchas gracias por confiar en nosotros y por enviarnos su excelente trabajo, pero lamentablemente el estilo de su libro no se ajusta al estilo de nuestra editorial. Esperamos contar en el futuro con nuevos trabajos suyos. Saludos cordiales”.

Es aquí y después de varios intentos que el soñador se dio cuenta que debía editar el libro por su cuenta. El joven buscó desenfrenadamente distintas editoriales independientes y nuevamente se vio acorralado por un nuevo obstáculo: el dinero necesario para editar un libro. El joven sabiendo de antemano que las editoriales buscaban a escritores de renombres o autores populares para engrosar y maximizar sus ganancias, llevaba un par de años ahorrando cada centavo para hacer realidad su sueño. Cuando el muchacho le contó a su amigo el dinero que tuvo que invertir para editar su libro éste respondió sorprendido: ¡Pero con ese dinero te podrías haber ido a Cuba con todo incluido! Pero el joven susurró: ¡Pero los sueños no deben tomarse vacaciones!

Esta es la historia y las peripecias de cualquier persona que le apasiona escribir. Los grandes escritores consagrados se animaron y comenzaron editando sus libros de manera independiente. Creo que el punto de partida radica en animarse a cumplir los sueños sin pensar en el éxito ni en el fracaso. Ya que a mi humilde entender solo fracasan aquellos que nunca lo intentaron. Pienso en todos aquellos relatos que se encuentran guardados en algún oscuro cajón y los aliento a que se animen a terminar lo que algún día empezaron. Nunca se comparen con Borges ni con Sabato ni con ninguno. Ellos fueron únicos, pero nosotros también lo somos.

Soy David Lisanti Rinaldi, vivo en Guaymallén y este es uno de mis sueños. ¿Donde llegará mi libro? Eso no lo se, solo Dios lo sabe. Yo solo me animé.

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