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Un asunto de gravedad

Un viejo amigo de la facultad, cada vez que algo se le caía al suelo, solía bromear diciendo: “antes de Newton estas cosas no pasaban”. Más allá del chiste, que les puede hacer más o menos gracia dependiendo de que tan nerds sean, lo cierto es que no sabemos mucho más sobre la gravedad que lo que nos enseñó Isaac. Claro, después vino Einstein y complicó más las cosas tratando de explicarlas.

De acuerdo con las teorías actualmente aceptadas existen cuatro fuerzas fundamentales en la Naturaleza: la gravitatoria, la electromagnética, la fuerte y la débil. Las dos últimas solamente son importantes en la escala subatómica, así que las dejaremos para otro momento. La electromagnética es la responsable de que uds. puedan leer esto. Más aún, es responsable de que todo alrededor nuestro funcione, de nuestra vida misma, es la base de la química. Las teorías también indican que todas las fuerzas deberían convertirse en una sola a medida que la energía de las interacciones es más elevada, algo que puede ocurrir en un acelerador de partículas o que ocurría naturalmente poco tiempo después del nacimiento del Universo. Sin embargo, la gravedad no se ha podido acoplar a las demás fuerzas. Faltan piezas del rompecabezas para unirla a las otras tres, que ya han demostrado en experimentos de laboratorio que siguen las predicciones teóricas.

La gravedad se parece bastante a la fuerza electromagnética. Ambas reducen su intensidad con la distancia, más específicamente con el cuadrado de la distancia. Las funciones matemáticas que las representan tienen la misma forma. La diferencia es que en el electromagnetismo aparecen dos tipos de cargas, que por convención llamamos positiva y negativa, mientras que para la gravedad sólo existe un tipo. La propiedad de los objetos que tiene que ver con la gravedad se conoce como masa y se puede considerar, en cuanto a lo que nos interesa para este argumento, como la cantidad de materia de ese objeto.

Las cargas electromagnéticas opuestas se atraen, las iguales se repelen. Sería fantástico encontrar una carga gravitatoria negativa. Un objeto con masa negativa no caería, sino que saldría disparado hacia arriba, se alejaría de la Tierra. La cantidad adecuada de masa negativa se podría utilizar para balancear la masa de cualquier objeto y hacerlo flotar en el aire. Sería una revolución para el transporte, para los viajes espaciales (los cohetes consumen la mayor parte de su combustible para vencer la gravedad de la Tierra), la construcción. Las posibilidades son tan amplias como podamos imaginar. Se ha hablado muchísimo de la antigravedad. Internet está llena de gente que dice conocer el secreto, que los OVNIs utilizan algún sistema de este tipo para moverse, que los egipcios lo conocían y así construyeron las pirámides o que hay pruebas secretas de la fuerza aérea norteamericana…

A esta altura de la discusión es donde viene Albert Einstein y patea el tablero. Según su Teoría General de la Relatividad, la gravedad no es una fuerza. Es una manifestación de la deformación del espacio-tiempo. ¿Una qué…? Bueno, expliquémoslo despacio…

Imagínense un colchón recién comprado. La superficie es elástica, pero bastante firme. Es una analogía de lo que sería el espacio-tiempo, sólo que en dos dimensiones. Colocamos una pelotita de ping-pong en una parte del colchón. Nos damos cuenta, más o menos intuitivamente, que el peso de la pelotita no es suficiente para deformar la superficie. En realidad la deforma, pero muy poco. Ahora colocamos una bola de bowling cerca de la pelotita. ¿Qué sucede?. El colchón se deforma por el peso (masa) de la bola y la pelotita “cae” hacia ella. La “gravedad” de la bola es suficiente para “atraer” a la pelotita. Ahora imagínense lo mismo pero con un colchón de cuatro dimensiones…no, es un chiste…yo tampoco puedo imaginármelo, pero el concepto es ese. Este sería el motivo por el cual la gravedad no encaja con las otras fuerzas. Podría considerarse una “fuerza ficticia”, como la que sentimos cuando un auto gira o frena. Esto explicaría también por que las partículas de luz (fotones) sienten la atracción gravitatoria de los objetos masivos como estrellas o agujeros negros, aún cuando no tienen masa.

Si la gravedad no es una fuerza, ¿tiene sentido hablar de antigravedad?. Podría existir una masa negativa que repeliera a la masa común, pero quizás no sería posible que un objeto curvara el espacio-tiempo en dirección contraria a lo normal. Es un tema realmente difícil.

Algunos físicos teóricos insisten en que se puede cuantificar la gravedad, en el sentido de tratarla como a las demás fuerzas. Lo difícil es probarlo experimentalmente. Quizás tengamos que esperar años para develar el misterio, pero mientras tanto seguiremos soñando con hacer que las cosas y los vehículos floten a voluntad con un mínimo gasto de energía

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