Creo que soy fan del Mendo desde que existe. Debo ser una de las seguidoras más viejas, porque cuando leí el nombre en cuestión, presté atención al instante. Algo llamado “El Mendolotudo», no podía ser el típico espacio careta, aburrido y plagio total de todo lo que tenga el sello porteño.
Todas las noches leía algo nuevo. Erótico, cuentos, novelas. Pero con el terror, siempre tuve un amor particular. Acostarme sola, luces apagadas y leer historias escalofriantes, me parecía manso plan de fin de semana. Siempre pensando en salir de joda, y ser joven. Una jubilada en todo su esplendor, pero yo amaba ese momento.
Un día comienzo con mi ritual, pero por desgracia no lograba encontrar ninguna nota. Les escribo por Twitter, y de toque me respondieron. Yo gritaba como desquiciada, porque a los pibes los tenía como a los Beatles de todo Cuyo. Hay que tener en cuenta que estaba viviendo en Malargüe. Como que todo me asombraba en esas épocas de campo, chivos, fríos de menos diecisiete grados, nieve hasta las rodillas, puteros en cada esquina, y más campo a los costados.
Con una gran amiga, siempre hablábamos sobre los personajes y por supuesto, fantaseábamos con algún que otro bicho raro del Mendo. A mí me gustaba uno en particular que escribía hermoso, me hacía reír cada vez que encontraba alguna publicación suya en Facebook y que por supuesto, jamás subía una foto personal. Hasta que un día lo hizo y me caí de culo. Otra vez empecé a gritar por toda la casa, mi vieja me miraba con cara de pedo porque no entendía la actitud indigna mía. El petiso (porque es de común conocimiento, que los hombres mendolotudos son todos hobbits) estaba más rico que comer un asado en el río. Un bombón, pero nunca más apareció en las redes. Se rajó antes de que pudiera hacerle un club de fans, ponele.
Hoy ya formo parte del staff. Y es una de las cosas más bonitas que me pasó en el último año. Gente bohemia, rara, linda, inteligente, divertida y por sobre todas las cosas, libres. Soy re ñoña y a veces me pongo muy sentimental. Qué lindo que es este quilombito llamado “Mendolotudo”.
No sean pacos, y sepan lo que es el talento mendocino. Sobra por todos lados y más de uno, no banca al artista local. Cuasi caretas del conurbano bonaerense…
¡Aguante El Mendo!
Me encantó.
El me encantó pertenece a: Rodolfo Tornello. Saludos Mendo
Gracias querido Rodolf!!!! Beso grande!!