/Bienvenida a la jungla (mi experiencia en Tinder)

Bienvenida a la jungla (mi experiencia en Tinder)

Aburrida de escuchar la «genialidad» de resultados de la aplicación Tinder en amistadesdecidí ver sobre que trataba la misma y ver qué efectos retribuía en mi persona.

Una vez que tenía todo listo sólo deje que los «corazones» hagan su efecto. Me encontré con caras conocidas, algunas ya casadas (piratita loco) como caras solteras, feas, balas… un poco de todo. Está claro que si buscas a  “El Amor de tu vida”, no sería justamente la forma… o por lo menos la idea no cierra con el contexto. Lo interesante de esta experiencia fueron algunos de los muchachos con los que me atreví a encontrarme y compartir un trago. ¡Brindo por ustedes, por los que me dan letra!

Hola soy Leo:

Porteño, de paso por Mendoza. Mayor de 30 años, trabajo con el arte.

Nos encontramos en Arístides y Belgrano. Ya la primera impresión fue dura (las fotos no estarían actualizadas)… pero decidí continuar y disfrutar de la invitación a una cerveza. Entre charla y charla era obvio que lo único interesante era su trabajo porque él dejaba mucho que desear (de chapar ni hablemos). Lo «gracioso» de esto fueron los diferentes comentarios que expresó, como «che, ¿algún lugar copado de trans o gays en Mendoza?» o » Mi ídolo es Leonardo Fabio» lo que ya ayudaban a cerrar mi idea de que el muchacho se acercaba más a la banana que a la frutilla.

Bajo el efecto de la cerveza (me mata de sueño) decidí terminar la velada y pedimos la cuenta. Lo llamativo y ya con firma de cita frustrada, fue que le pidió al mozo que la cuenta me la diera a mí y me marco con el dedo (si, existen grasas así) cuánto me correspondía abonar por mi cerveza. Anonadada con la situación, exprese «que caballerito lo tuyo» y como si no me escuchara, coloco su porcentaje de valor y esperó mi parte (está claro que me deje el vuelto). Me pare y me fui. Lo más de lo más fue cuando de lejos escucho, «te voy a llamar así volvemos a salir cada vez que venga a Mendoza, gracias»

Hola soy Jerónimo

Mendocino, mayor de 35, gastronómico.

Tras varios días de hablar por wassap y «calentar» la red con el gran encuentro, me invita a su casa para disfrutar de cocina casera. Por X o B de escusas la juntada no se realizaba. Hasta que una noche, hablando después de casi 3 semanas (no nos conocíamos la cara aun)  yo con la paciencia rota de vueltas, le propuse un bar y cerrar la etapa incomoda de «primera cita». Con un añorado OK fijamos fecha. El día del encuentro me manda un wassap horas antes, anunciando la no cita, con una excusa inolvidable «el tanque de agua se rompió, me tengo que quedar a arreglarlo, sale mucha plata…» (choclo de escusa) A lo que conteste, «ok…» y el continuó con choclo de escusa. Una ya dice,»listo tachado…» se sabe cuándo no hay ganas de conocerse. Pero la gente sorprende, a los pocos días me llega al cel «¿hola?». Flacos así no valen la pena… se borra el número y pasa a la lista de «Los Calesitas».

Hola soy Gustavo

Mendocino, mayor de 35,  diseño gráfico.

Muy canchero por cel, quedamos en encontrarnos en un bar. A medida que avanzaba la cita notaba que su acento era raro, por lo que le pregunte «¿sos mendocino?» y me dice «sí, pero tenía una novia de Buenos Aires» y no aguante continuar consultando el porqué de «imitar» la tonada, y su contestación no tuvo desperdicio «me considero de asha, no me gusta Mendoza, pero bueno vivo acá», la expresión de mi cara… en fin.

Para rematarla se me ocurrió preguntarle dónde vivía y la respuesta fue «con mis viejos». Pasaron los minutos y llegó el momento de partir, pedimos la cuenta y como si nada me dice, «lo tuyo son 50 pe…». Yo pensé «¿¡otro rata más!? ¡¡y encima vive con los viejos!!» y como quién no quiere la cosa pague mi parte (menos mal que llevaba guita)

Hola soy Mario

Mendocino, mayor de 40, empresario.

Me busco por casa para tomar algo. El hecho de no saber combinar su vestimenta me resulto hasta tierno. Como venía de malas experiencias me propuse ahorrarme malos momentos, así que de entrada le comente a modo de anécdota, lo «ratas» y poco caballeros que habían sido un par de muchachos con los que salí. El mensaje llego y muy bien ya que esa noche no sólo me invito un trago sino dos y fue muy caballero. Por desgracia no me gusto.

Tinder resulto ser solamente una app más, donde los «personajes de hombres» siguen estando vigentes. Ojala que las «genialidades» que me habían contado, les pasen y funcionen a ustedes porque por este lado fue un fiasco.

Escrito por Coti para la sección:

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