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Buscando una salida

Hace un mes cumplí mis 18 años, estaba por terminar el secundario y con toda una vida por delante. Quería ir a la universidad, ser médico y ayudar a mis padres, que con tanto esfuerzo me dieron todo, incluso lo que no teníamos, a mis hermanos y a mi.

Trabajaba medio tiempo de mañana en un negocio. Necesitaba pagar la tarjeta de cena de egresados, lo cual no me alcanzaba. Tenia mis gastos habituales de fotocopias y lo que le daba a mi mama, sabia que ella contaba con eso. Necesitaba algo extra.

Ese lunes vi una publicación en el Facebook, una chica necesitada modelos para prueba de peinado y coloración. Habían muchas candidatas, pero me arriesgué y le escribí un mensaje para ofrecerme y ver como era el asunto. Me contestó a las horas, dijo que le enviara una foto de como tenia el pelo ahora. Le envío la foto y su respuesta fue que me avisaría cualquier cosa, que tenia varias propuestas. No me molesté, no perdía nada con consultar.

Dos días después me llegó un mensaje de la chica pidiendo mi numero de teléfono, que le servía el largo de mi cabello y que me explicaría como era todo. Me dijo que me eligió para el peinado, que le confirmara si podía, le dije que si, que no tenia problema

– Mira te cuento, es una competencia de peluqueros mostrando a la mejor modelo para color y peinado.. van a haber peluqueros famosos y un jurado que va a elegir a la mejor… la modelo va a desfilar mostrando lo que le hicimos y al final tenemos una cena. Se paga $500, ¿estas interesada?

– Claro que si. Contesté.

Me venia excelente para pagar la tarjeta, la cual salía $800.

No tuve mas novedades de ella hasta después de cinco días, me pidió que asista el día siguiente para una prueba de peinado. Tenia que ir al centro de Luján y ahí caminaríamos cuatro cuadras hasta la peluquería, ya que yo no conocía la zona.

Por seguridad decidí ir con mi hermano, quien en ese tiempo tenia veinte años. Como estaban las cosas no quería ir sola, sólo por las dudas.

13:30 era la hora del encuentro. Llegamos y esperamos por diez minutos a May. Así salía su nombre: May Avellaneda.

May se mostraba tan agradable. Caminamos y conversamos durante unas cuadras, que ni siquiera sabia cuantas eran y de la distracción de la charla, no tomamos noción de donde íbamos.

Nos perdimos, pensé. Un descampado con pocas casas cerca.

– ¿Dónde esta la peluquería? Pregunté.

Sin terminar de preguntar, llegó una tráfic. Allí tres hombres salieron. Uno empezó a pelear con mi hermano y a mi me agarraron entre los otros dos. Mi hermano estaba desesperado queriendo defenderme. Se escuchó una detonación estridente. Allí se desmoronó mi mundo, mi hermano salió herido, herida de muerte, herida de bala.

Mis gritos y desesperación no lograron nada. Ahí seguía yo luchando en esa tráfic. Solo recuerdo esa aguja en mi brazo y nada mas…

Ahora acá estoy, en estas malditas paredes. Solo entra poca luz de una pequeña ventana en la altura del techo. Acá estoy, sin poder moverme, sólo tirada. Aquí estoy, yo y mi pensamiento nada mas, sin voz, sin fuerza. Siendo una prisionera, libre sólo en mi cabeza.

Acá esta el recuerdo de ese día de mierda, donde perdí mi hermano, cosa que nunca sacaré de mi consciencia.

Hacen con mi cuerpo lo que quieren, en este asqueroso chiquero. Como podré escapar… es lo que pienso todos los días. Pero como hacerlo, si esa maldita droga me deja indefensa.

Solo soy libre en mi sueños…

Escrito por Toni Rizoca para la sección:

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