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Esos enrosques femeninos que tanto fastidian

Las mujeres a veces somos demasiado complicadas y vamos a dejar en claro puntos e histeriqueos propios de nosotras. Hacemos las cosas equivocadas, hablamos cuando no tenemos que hacerlo, y si, generalmente, fastidiamos el momento.

Tenemos una tendencia innata a considerar extremadamente sospechoso el hecho de que ÉL se enamore de nosotras. Desconfiamos y tratamos de buscar las mil y un explicaciones de por qué NO está verdaderamente “arrastrándonos el ala”. Nos carcomemos el cerebro con cosas realmente estúpidas, tratando de justificar lo injustificable, y lo único que logramos, es cagar la situación, no podemos simplemente dejarnos llevar y disfrutar del momento y entender que si nos invitó a salir, fue por algo. Sino, simplemente no lo haría.

Hacemos preguntas realmente incómodas, que si se hicieran hacia nuestra persona, saldríamos espantadas. Preguntas del tipo: «¿Vos me querés a mí, no?» «¿Dejarías de ir a un asado con tus amigos, por quedarte conmigo?», ¿De verdad te gusto?”. Nos encanta la adrenalina causada por la posibilidad de recibir una respuesta no deseada.

Cuando se presentan situaciones que te molestan, en vez de actuar maduramente, y decir «Bueno, ya fue, ya va a pasar», hacemos planteos que directamente ahuyentan a los hombres. Llevas 2 semanas SALIENDO, y te estás quejando de que no te avisó que en vez de ir al kiosko de la esquina, fue al de la otra cuadra.

Nos inclinamos a los escándalos del tipo «Estuviste hablando 7 minutos y 43 segundos con esa mina, ¿qué onda?, ¿te gusta?. Flaca, pará un poco. No está teniendo relaciones sexuales en el boliche, está hablando, con alguien que a lo mejor sea su prima.

Tenemos que empezar a aprender que a ellos, les gusta las respuestas claras, las cosas concisas, y nada de rodeos. Si te pregunta: ¿Dónde querés ir hoy gorda/amor/chuchi/bichi?» Respondele dónde. Digo esto, porque, ¿sabes qué contestamos siempre las mujeres?: “Me da igual» «Qué querés comer?» “Me da igual”. Yo, personalmente, si fuera hombre, y una boluda me dice “me da igual, puedo comer cualquier cosa”, automáticamente la llevo a un matadero de chanchos para comer las vísceras crudas. En el mismo matadero. En invierno. A las 23.30 hrs. Con remera manga corta.

Dejemos de ser tan predecibles. Los hombres ya no buscan lo predecible.

Te vas a quedar sola con un gato que se llama Ernesto, si seguís siendo así. Bobita.

Escrito por Azúcar Terremoto para la sección:

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