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La cultura del Meme

Richard Dawkins, en su libro “el gen egoísta” (publicado en 1976), fue el primero en utilizar el término “meme” haciendo, con él, referencia a unidades de información residentes en el cerebro y replicadoras mutantes de la evolución humana que conforman un patrón de influencia en su entorno y con capacidad para propagarse. De esa manera, el meme, fue concebido como una unidad de cultura, semejante a un gen, que puede reproducirse a sí misma de mente en mente. Según la teoría de Dawkins, la memética es una hipótesis de contenido mental basado en una analogía de la evolución darwiniana.

Años más tarde, en 1999, Susan Blackmore definió al meme como “cualquier cosa que se copia de una persona a otra (hábitos, habilidades, canciones, historias o cualquier otro tipo de información)”, y afirmó que los memes (al igual que los genes), son replicadores de información copiada con variaciones y selecciones. Dado que en esa replicación, sólo algunos memes sobreviven, se entiende que, a mayor capacidad de sobrevivencia, se muestra la evolución en términos culturales por la resistencia de los patrones replicados.

Etimológicamente, la palabra “meme” deriva del griego “mimema” (cosa que es imitada). A su vez, “mimeisthai” (acción de imitar), es el origen de mimesis. Mimo es el imitador bufón de la antigüedad, que utilizaba gestos y movimientos corporales para actuar en público. Es decir que, a partir de todas estas raíces, el meme es una especie de conducta transmitida de persona en persona a manera de imitación. En función de estas etimologías, Dawkins llegó a la palabra “meme” por su sonoridad con “gene” y que actuaría de igual modo que un gen, pero a nivel cultural y social.

Como tal, la palabra “meme”, a pesar de no ser una expresión nueva, no está reconocida en el DRAE.

El primer antecedente

En la década de 1870, un fotógrafo norteamericano llamado Harry Frees, comenzó a tomar fotos de animales para venderlas como postales. La fórmula era simple: un gato disfrazado fotografiado y un texto gracioso.

Los elementos estaban ahí: La imagen, el texto, la ironía, el humor, etc. ¿Qué ha cambiado entonces? La tecnología. El e-mail jugó un papel fundamental a partir de los años ´90, en la construcción del concepto moderno de meme, aunque en ese entonces se le llamó “viral” por el efecto similar a la propagación de una enfermedad contagiosa.

En cuanto al concepto de unidad conceptual de información condensada, integra una serie de elementos que, en su conjunto, generan un impacto comunicacional muy difícil de contrarrestar. El fenómeno como tal ha producido una de las más grandes revoluciones mediáticas de impacto global en los últimos años debido a la forma novedosa y original en la que presenta la información. Nadie es ajeno a su influencia y ya hay estudios que, en forma seria, investigan los procesos conceptuales que intervienen en su producción e interpretación.

Entre estos mecanismos de comprensión entran la ironía y el sarcasmo, habilidades cognitivas y lingüísticas que evidencian una refinada capacidad de desarrollo cerebral. A partir de los cuatro años, un cerebro normal cuenta con estas habilidades, aunque distinguibles sólo por la entonación de la voz en el interlocutor. A medida que se adquieren la lectoescritura y la información cultural del espacio de referencia (no siempre coincide con el espacio de pertenencia), el meme como unidad ya está en condiciones de replicarse a nivel cerebral y de impacto cultural. Esto sucede alrededor de los doce años, cuando el cerebro desarrolla la capacidad empática: ponerse en el lugar del otro, comprender lo que el otro quiso decir. Este es un proceso cognitivo complejo. De todas maneras, el meme, dependiendo el público y el tema, pueden ser comprendidos por grandes masas.

Por otra parte, no sólo ratifican información, sino son formadores de opinión, por lo cual también son utilizados en las campañas políticas desde  la parodia y la caricaturización de los actores, transformándolos en personajes con poder mediático. En muchos casos, su poder ha reemplazado a los carteles y afiches como formas de expresión pública, y lo ha hecho en el terreno sideral de la vasta net.

La relevancia adquirida por el área digital en tanto generadora de información, comunicación y socialización, ha dotado a las plataformas de internet de un rol social y cultural que ha reemplazado otros mecanismos más ortodoxos, los cuáles están experimentando una migración de sus contenidos hacia el área de la digitalidad para satisfacer a los usuarios, que a su vez, van transformando esos contenidos con una velocidad exponencial.  Actualmente los usuarios de las redes son los generadores de contenido, el cuál muchas veces es más valorado que el creado desde empresas, gobiernos y partidos políticos. La voz de las personas se vuelve mucho más fuerte y poderosa porque van adquiriendo características que otros entes han perdido ante la opinión pública, como por ejemplo: la credibilidad.

Hace no más de diez años atrás aún existían pocas formas de expresión masiva para la ciudadanía, reduciéndose ésta a escasos medios donde poder manifestar opiniones, disconformidad y sentimientos. En general, las personas no poseían herramientas para dar a conocer su opinión y expresarse libremente, los mensajes se difundían a través de medios de bajo alcance como carteles, panfletos, afiches y lienzos distribuidos en las calles y lugares públicos de alta concurrencia, constituyendo un medio de lenta vehiculización que era poco efectivo.

Con la aparición del meme como alternativa de expresión popular se crean alrededor de 150 millones de post por día en una página, generando una cadena de retroalimentación mundial, con tópicos que no sólo competen al ámbito político sino también a la contingencia nacional de cada país, sus costumbres, tradiciones.

La memética por tanto constituye una herramienta útil de aprendizaje colectivo en la formación de personas. Los memes, además de servir como medio de expresión, logran a través de su propagación inmediata, transmitir factores culturales, generando cambios importantes en las nuevas generaciones que trascienden la idiosincrasia de un país.

Ejemplos de esto son la creación de memes del movimiento feminista y acontecimientos de propagación popular como la mala suerte de un presidente, el hackeo de una cuenta oficial o el furcio de un personaje público.

Los memes han causado tal impacto cultural que ante cualquier evento a nivel país, ciudad, o establecimiento, la generación de una ilustración sobre dicha situación es inmediatamente materializada teniendo cientos de repercusiones en las redes. Esto sucede en diversos contextos, ya sea representando el descontento de la población en determinadas situaciones, hechos políticos controversiales o simplemente por hechos cómicos.

¿Los memes son los nuevos afiches?

Si bien ambos medios se asocian a la libertad de expresión y comparten herramientas gráficas para comunicar de manera simple ideas complejas, el meme constituye un progreso con respecto al afiche en el sentido de que se crea en un contexto social que tolera una expresión más transparente y sin censura. La gran diferencia entre estos dos medios radica en la amplitud de temas que tratan. El afiche transmite mensajes de carácter exclusivamente político, orientado a llamar a la acción, imponer ideas, generar críticas y expresar descontento. En cambio, el meme, a pesar de tener un enorme potencial en esta área, permite la expresión de contenidos mucho más variados, manteniendo su sarcasmo, sátira y humor. Por otro lado, respecto a la forma, destaca el fácil acceso a la creación del contenido y a la divulgación de éste no sólo por su acceso sino por su rapidez.

El factor que determina la viralidad no es la imagen en sí, ni el lenguaje que se utiliza, si no el ingenio que caracteriza al meme en su esencia: la sátira e irreverencia.

A pesar de las diferencias en las restricciones, encontramos entre estos dos medios más similitudes, donde el mensaje es expresado de diversas maneras a través de contenido muchas veces artístico, no necesitando ser verdaderos artistas para crearlo. La expresión empodera a los ciudadanos de igual manera haciéndolos sentir dueños de la realidad, siendo incluso capaces de modificarla.

Los límites

La velocidad con que se replican los memes, hacen imposible detener su avance una vez que empiezan su viaje por la net. Sin embargo, esta impunidad es peligrosa en algunos casos, porque dejan en situación de vulnerabilidad a determinados personajes. Esto, además de ser ofensivo, puede ser muy peligroso. Por ejemplo, los memes de los Jefes de Estado que llegaron al país con motivo de la cumbre del G-20, dieron la vuelta al mundo y en el caso de la comunidad India, lo tomaron de una manera ofensiva para con su mandatario.

Por respeto no incluiré imágenes de los memes antisemitas, racistas y violentos, pero los hay. El límite del meme como herramienta comunicativa, está dado por el meme definido por Dawkins, es decir, el filtro cultural que nos permite discernir cuando ya no se trata de ironía o sarcasmo, sino claramente de impunidad y cobardía. Ese filtro es el más importante a nivel evolutivo ya que corta la supervivencia de aquellos elementos nocivos para el desarrollo social y cultural, tal como lo hacen los agentes del sistema inmunológico de cualquier organismo vivo.

Es tiempo de que se considere el poder de los memes como algo que tiene repercusiones a largo plazo y que, de ser bien manejado y a tiempo, podría ser una herramienta sumamente útil para las revoluciones comunicativas y de la opinión pública. De lo contrario, sólo será una forma burda de involución que muestre lo peor de nosotros como sociedad.


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