/La desespañolización: el imperialismo moderno

La desespañolización: el imperialismo moderno

Esta mañana me he notado un dolor en el corazón. Sin embargo, el dolor hoy en día no es menos que una rutina. Hoy todo nos duele: la soledad, la compañía, estudiar, trabajar, amar y odiar. Todo duele y nos quejamos. Pero a mí me dolía el corazón; no sentimentalmente, sino físicamente. Abrí mi caja torácica para ver el órgano y diagnosticar la enfermedad; si, la abrí, así como uno se abre al cráneo para verse el espíritu e identificar la tristeza. Ahí estaba mi corazón, palpitando sano, de un rojo sanguíneo lleno de plasma, proteínas, oxígeno, hierro, plaquetas y lo que sea que tenga la sangre. Pero me dolía más adentro, en el corazón del corazón. Así, abrí la compuerta del músculo y me encontré a España llorando:

—¡Me muero aquí dentro! ¡Me muero!

La vi acurrucada en un rincón entre la admiración y el olvido, vestida en su bandera roja, amarilla y roja. Y yo le pregunté qué andaba mal. Y ella me dijo:

—Me conquistan y muero. Me arrancan de raíz.

Entonces, entre los hábitos de su bandera, encontré una mancha, varias, ¡muchas! Manchas azules, verdes, blancas, ¡de muchos colores! Y en sus pies, encontré las raíces desquitadas de su suelo fértil, secas de substancia patriótica, secas de cultura. El imperialismo nunca cesó; cambió de forma, pero no concluyó. Hoy en día, el imperialismo viste de Prada, Versace y desvergüenza.

Cuando yo era joven en mi casa teníamos Quiero TV. Mi hermana, que no se veía muy ilusiona por ver Cartoon Network, aprovechaba cualquier momento para cambiar a un canal que sólo emitía videoclips de las canciones más populares. Esas bandas, tenían nombre y apellidos: Alejandro Sanz, Álex Ubago, David Civera, David Bisbal, El Porta, David Bustamante, La Oreja de Van Gogh e incluso Las Ketchups. De vez en cuando, por ahí se encontraba uno con alguna banda extranjera, pero la mayoría eran españolas e hispanas. Hoy uno va a ver videoclips en España y ve: Lady Gaga, Nicki Minaj, Adele y cualquier banda de rap extranjera. El flamenco es para los sevillanos, si eso; la música española, para los viejos. España se ve conquistada en los oídos de la juventud.

Los anglicismos eran una cosa poco común, a uno le daba vergüenza usarlos. En mayo, la Real Academia Española, abrió un debate que se titulaba, “¿se habla español en la publicidad?”. Nos presentan un video en el que exponen, de forma graciosa, la invasión del inglés en nuestra lengua madre. Recomiendo ver el video. Fíjense que hasta en inglés se insulta hoy en día; vayan a YouTube y vean a los artistas decir: “oh sh@t, what the…?, f@-+” y otros anglicismos más. Así muere España en la lengua de los jóvenes.

La comida española se esconde bajo las franquicias americanas, siendo las tapas más baratas y de mayor calidad. Izar la bandera de España es de fascista, pero ahí van con la bandera del Reino Unido, Estados Unidos y Japón. La literatura clásica española es aburrida, de la hispana, Cortázar, Neruda, Borges etc., ni saben. Pero todos leen Romeo y Julieta, porque es un clásico y de Shakespeare, pero de Lope de Vega no saben nada, de su Caballero de Olmedo, de Fuenteovejuna. Del Perro del Hortelano hablan en refranes, pero no saben por qué no come ni deja comer. Del Lazarillo creen hablar de la Biblia, de Larra han oído hablar del suicidio, pero no de sus cementerios. Y así crecen los cementerios de Larra, en los que España muere de poco a mucho.

Así, como en la “milonga de pelo largo” de Gastón Ciarlo la gente “huye de nuestra tierra, de la violencia, de la miseria” y se refugia en las influencias internacionales, a las que ellos pagan.

Yo envidio a los países latinoamericanos; esos países que adoran su música, esos países que adoran su país aun emigrando, esos países que izan su bandera con más orgullo que pena, esos países que recuerdan a sus artistas muertos y los veneran.

La RAE es de las pocas llamas de esperanza que quedan de España, uno de los pocos focos que alumbran. Espero graduarme pronto en Estados Unidos, volver a España y sumergirme en sus ciudades llenas de nombres olvidados, de héroes que se han ido de paseo al Callejón del Gato, de gente que viste la bandera de Korea del Sur y aborrecen la de España. Si algún día llego a ser un foco de la cultura en España, resucitaré a Clarín y su Cordera, resucitaré a Bécquer y a la mora de la cueva, resucitaré a Azorín y su primer milagro y a Falla y sus canciones. Así viva España en mi corazón.

Lectores de la Argentina, no dejen que su país sea invadido por el Imperialismo Moderno. Mantengan su cultura viva, su tango, sus empanadas, sus héroes. Viva Argentina para siempre y viva España con ella.

ETIQUETAS: