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Propinas, ¿Qué opinas al respecto?

Propinas… dar o no dar, esa es la cuestión. Hay muchos puntos de vista que analizar al tema de dar propinas, o no darlas. Hay muchos justificativos del porque si y del porque no incurrir en este desembolso de dinero. Vamos a tratar de ver algunas de las ópticas de esta temática y al final haremos una encuesta para que la gente elija su opinión.

Técnicamente la “propina” es un beneficio que se la por la buena prestación de un servicio, generalmente está asociada al rubro gastronómico, pero tranquilamente se podría llevar a cualquier rubro donde exista la prestación de un servicio o el intercambio de un producto mediante un ser humano.

Por un lado está lo que vamos a llamar la visión “porcentual” del asunto. El “porcentual” es el que del total de lo facturado calcula un porcentaje, que suele ser el 10% y lo entrega como propina, independientemente a como lo atendieron (hay países en los que este monto se le suma a la factura, incuso en Argentina se cobra el “cubierto” que viene a ser algo así como una propina obligatoria)

También está el de la visión “especuladora” del asunto, que da propina en la medida que esta sea merecida por quien presta el servicio. Si quien prestó el servicio además le puso empeño, cordialidad y simpatía, este da propina, de lo contrario no la da.

Vamos a definir como “rutinario” quien siempre da la misma propina (pesos más pesos menos), redondeando el precio, independientemente al trato. Generalmente son dos pesos en el caso de un café, cinco en el caso de una comida rápida y diez en el caso de una cena.

Por otro lado denominaremos “frío” a quien no da propina, no por miserable (en algunos casos si), sino por considerar de que es obligación de quien presta el servicio hacerlo de manera cordial y amable sin exigir nada a cambio. “A mi por trabajar bien nadie me da una propina” es la visión del frío.

Y por último está el “exagerado”, quien considera que debe dejarle propina no solo a los mozos, sino también a los bomberos (quienes cargan combustibles en las estaciones), a los taxistas, a los kioskeros y a cualquier comerciante que trabaja en la calle.

Personalmente tengo una mezcla de un par, me gusta dar buena propina cuando me atienden bien, pero me da vergüenza no dejarla cuando me atienden mal. Y en realidad dejo propina por costumbre, pero creo que no debería darse propina por hacer algo que es parte de tu trabajo, o sea que actúo como el “especulador” y el “rutinario”, pero pienso como el “frío”. En fin… soy un careta de mierda.

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