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Historias que rompieron la dicotomía del inseguro

Erase un tiempo atrás, personas totalmente desconocidas comenzarían a vivir lo mismo. Jóvenes de lugares, pensamientos, rutinas y una vida completamente distinta emprenderían un camino difícil y peligroso, peleando contra su destructiva “dicotomía del inseguro” (click acá para leer su significado). Su pasado comienza en distintos puntos del tiempo, aun así, poseen un punto en común. Esta es la historia de aquellos que lograron romper sus propias cadenas, dar ese paso adelante, tragarse sus miedos y dudas, para poder decir: Me gustas.

Historia 1 – La maravillosa vida después del miedo

Esta historia comienza hace ocho años atrás con Rocío, una linda joven de 18 años, el carácter fuerte y sus rulos rebeldes destacaban de donde se la vea, resaltando a su vez la dulce y tierna forma de ser, tanto en su familia como con sus compañeros.

En su quinto año de secundaria ella era una de las mejores en su clase. Se hizo querer por muchas personas, rodeándose de muchos amigos buenos y sinceros, creando así un grupo de amistad que en sus ojos fue el mejor equipo del mundo. Todos eran felices (o eso creía) hasta que se dio cuenta que uno de sus colegas la estaba pasando pésimamente mal.

Había uno de sus amigos que estaba teniendo graves problemas con su pareja. Su novia era una chica muy controladora y manipuladora, llegándose a alterar, hasta insultarlo o querer golpearlo si él intentaba juntarse con sus amigos, ir al cine o comer con ellos, estando prohibido hablar con alguien y menos si llegase a ser con una mujer, haciendo que esta dama oscura lo destruyera mentalmente. No podía hacer nada… absolutamente nada. Mientras ella le prohibía todo, se encamaba con cualquier joven de mala fama que cruzara por sus piernas y le diera algo más que un “don billetín”.

Este chico se llama Lucas, un joven de 17 años, alto, de ojos cafés bien cargados y un pelo tan negro como el carbón, fanático del anime y el manga, por el cual sus amigos lo querían demasiado ya que él siempre conseguía información u objetos sobres las series que a todos les gustaba, al estilo Dragon Ball o Naruto, etc., siendo su casa un punto de reunión casi frecuente para todo el grupo de compañeros, creando torneos en los juegos de la play o viendo maratones de películas.

Nuestra primera protagonista no soportó esta situación, no logró quedarse quieta ya que sentía que necesitaba apoyarlo. No podía escuchar su lenta y dolorosa agonía por alguien que no lo amaba. Él sabía que estaba ciego de amor, creía que su novia algún día cambiaría, que lo amaba y que siempre le fue fiel, aun cuando sus amigos le dieron miles de pruebas demostrando lo contrario. Rocío necesitaba ayudarlo, creía que era lo correcto, era su amigo y debía sacarlo de ese pozo oscuro, aun sin darse cuenta de que en ese proceso se iría enamorando de aquel chico, romántico de pies a cabeza, dócil con el mundo, pero fiel guerrero a sus sentimientos e ideales.

Ella organizó con sus fieles compañeros de batalla realizar juntadas secretas, donde Lucas podía ir sin que su novia sepa que no estaba en su casa. Habían planeado todas series de eventos para que al juntarse nadie sacara fotos, aprovechando cada momento, creando silencios infernales cada vez que el demonio vestido de mujer intentaba comunicarse con su (no) amado compañero de vida, sacando más de cien fotos de él acostado en su cama con distinta ropa para que ella no sospechara. Tres meses duraron estos eventos, hasta que el reaccionó y dio su avance definitivo.

Él logró separarse de aquella mujer abusadora, agradeciendo y confiando cada vez más en su gran amiga que día tras día se volvía muy cercana, la que pudo salvarlo de esa tortuosa relación y por quien se empezaría a sentir triste sin su compañía ni su sonrisa hermosa.

Habían pasado dos largos meses, por el cual estos chicos estuvieron hablando día tras día y hora tras hora, creando un lazo mucho más fuerte que la amistad, siendo el 21 de septiembre de ese mismo año un momento en el cual nuestros jóvenes se juntaron con sus compañeros y amigos en un parque, obviamente en el cual no podían faltar unas pequeñas miradas de picardía, no podían ocultar esa pasión y locura de jóvenes que sentían y necesitan fuertemente este amor, tiñendo de un tono rojizo las mejillas de ambos cuando accidentalmente sus manos entraban en contacto, siendo la burla de sus amigos al saber algo que ellos no se animaban a admitir, habrían sufrido el “clic” de los enamorados, un flechazo bien clavado en el corazón gracias al preciso ojo de cupido.

Ha pasado mucho tiempo, por el cual miles de indirectas, con pequeños celos románticos y dulces pasaron por sus vidas, llegando al 24 de diciembre, hermosa noche buena, donde precisamente a las 22:57 hs llega al celular de la pequeña chica una cadena de mensajes. Ella ya sabía quién era porque reconocía ese tono, él había elegido ese sonido, ella sabía que era algo especial, el entendía que ella también era fanática de sus gustos, que al agarrar tal emisor de ritmos musicales y leer lo que estos querían decir, no pudo más que sonreír, permitiendo caer una lágrima de alegría y un suspiro de esperanza mientras seguía leyendo los proyectiles vibradores de Lucas:

Pone la radio de siempre 😛 y prepárate 😉

Y desde Maipú un chico romántico le dedica esta canción a una bella dama llamada Rocío, ¡Aquí suena Camila con su canción “Todo Cambió”!”

No puedo dejar de pensar en vos al escuchar esto…

Todo cambio cuando te vi”

Me pasan muchas cosas con vos, no entiendo nada…

de blanco y negro a color me convertí”

Feliz navidad, gracias por estar a mi lado…

y fue tan fácil quererte tanto, algo que no imaginaba”

Te quiero más de lo que crees…

Fue entregarte mi amor con una mirada”

En cada verso un mensaje nuevo, demostrando el amor que el sentía por ella, en cada vibración un latido prepotente saltaba en sus corazones, en cada letra un sentimiento único y omnipresente en ambos, una fuerza poderosa llamada amor.

***

Un 26 de diciembre, estaban en un mismo lugar, en su casa, el castillo del príncipe azul por el cual ella quiso esperar, quedaron en juntarse esa misma tarde a pasar el rato en la pileta, él le había prometido disfrutar un buen día juntos, ella no entendía, dulce niña inocente, no comprendía lo que él había planeado, nadie sabía más que él que, al llegar el anochecer, bajo la luz de esa enorme luna llena, le robaría su primer beso, el primero de muchos y tantos que, hasta la actualidad, siguen sintiéndose con tanto amor como aquella vez.

El 23 de enero fue su primera cita formal, él está sentado demostrando un buen tono rojizo en su rostro, con un hermoso ramo de rosas y un nerviosismo que no podía detener. Ella aparece nerviosa con un delicado vestido color turquesa y blanco, escondiendo una barra de chocolate con una carta de amor. Ya había pasado casi un mes desde ese primer beso, pero el segundo no se hizo esperar más, llegando justo después del “SI” gritado a los 4 vientos, provenientes de los dulces y tiernos labios de ella interrumpiendo la muy discutida frase de “¿queres ser mi novia?” hasta llegar a tocar la comisura de la sonrisa de él. Fue el día más vergonzoso de los dos y aun así, se nota la perfecta química, atados fuertemente con un hilo rojo en sus meñiques.

***

Ya han pasado ocho años desde ese día que son novios, de amores, romances, salidas, encuentros, peleas, arreglos, días y noches de desvelo pensando en el otro, momento en el cual él sabía que había que dar el próximo paso, por ende esa noche antes del aniversario estuvo completamente nervioso, venía preparando este día desde hace mucho, había arreglado todo, el lugar, la comida, la ropa, le avisó a todo el mundo que nadie contara nada, todo en un máximo secreto absoluto el cual todos deberían saber, excepto ella, quien debía ser la sorprendida por tal festejo.

Al medio día la fue a buscar, recibiéndola con un beso, exactamente igual a como tantos años atrás, la abrazó, soltando una lágrima de felicidad por verla tan hermosa, y con ese mismo vestido que usó exactamente en ese primer encuentro, la recordaba como en aquel entonces, no ha cambiado nada, solo el peinado me atrevería a decir. Él si había cambiado completamente, pero solamente en lo físico, ya que seguía siendo el mismo romántico empedernido que la emocionó hace mucho tiempo atrás con una proposición de noviazgo. Pero hoy sería diferente, completamente diferente, hoy él buscaría dar el siguiente paso.

Llegaron al parque San Martín, más precisamente en el rosedal, rodeado de las rosas más hermosas que se pueden encontrar, exactamente igual que en ese entonces, el intentó recordar hasta el más mínimo detalle de cómo fue ese día. Otra vez ella no entendía nada, no comprendía porqué él estaba nervioso, titubeante, pero sonreía al recordar que estaba exactamente igual que en ese tiempo, hasta que reaccionó, justo en el momento en el que él se arrodilla delante de ella, la mira a los ojos, le sostiene una mano mientras tiene otra en el bolsillo, besa suavemente sus labios, y mientras extrae una caja pequeña aterciopelada le sonríe diciendo: ¿Te querés casar conmigo? Reluciendo un hermoso anillo, el cual ella siempre quiso tener desde que lo vio, por el cual él movió cielo, mar y tierra para encontrarlo, era demasiado caro, pero nada tan caro para ella, quien se volvió adicta de los gustos de su amado. Al llorar de la felicidad ni siquiera pudo dar una respuesta con palabras, pero lo demostró de una manera demasiado expresiva: saltando encima de él y besándolo con locura, quitándole el aliento con ese beso apasionado, el cual fue interrumpido por la familia de ambos, quienes salieron con cámaras y celulares, filmando tal hermoso momento.

Desde ese día son felices, viviendo hermosamente enamorados como el día en el que descubrieron que eran perfectos el uno para el otro.

Escrito por Ezequiel Rivero para la sección:

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